Cuando hablamos de Adán y Eva, surge una pregunta: ¿por qué Adán comió del fruto prohibido, sabiendo que Dios le había ordenado no tocarlo? La historia de Adán y Eva en el Jardín del Edén es una narrativa fundamental que revela la creación de la primera familia, la entrada del pecado en el mundo y el plan redentor de Dios.
La Orden de Dios a Adán
Dios colocó a Adán en el Jardín del Edén con una instrucción clara:
Y el Señor Dios mandó al hombre, diciendo: De todo árbol del huerto podrás comer libremente, pero del árbol del conocimiento del bien y del mal no comerás, porque el día que de él comieres, ciertamente morirás. (Génesis 2:16-17)
Adán tenía acceso total a todo en el jardín y podía alimentarse de cualquier fruto, excepto del árbol del conocimiento del bien y del mal. Esta orden estableció un límite claro, probando la obediencia de Adán.
La Creación de Eva y la Primera Familia
Después de dar la orden a Adán, Dios creó una compañera para él:
Y de la costilla que el Señor Dios tomó del hombre, hizo una mujer, y la trajo al hombre. Y dijo Adán: Esto es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne; esta será llamada varona, porque del varón fue tomada. Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne. (Génesis 2:22-24)
En este momento, Dios instituyó la primera familia en la Tierra, uniendo a Adán y Eva en un vínculo sagrado. Se puede decir que Dios realizó el primer “matrimonio”, estableciendo la familia como una institución perfecta.
¿Por Qué de la Costilla?
¿Por qué Dios formó a Eva de la costilla de Adán? Según la ciencia, el ser humano tiene 12 pares de costillas. Para muchos estudiosos bíblicos, el número 12 simboliza la perfección gubernamental, a menudo asociada con la autoridad y el orden divino. Al crear a Eva de la costilla, Dios destacó la perfección del proyecto de la familia, declarando que todo lo que Él crea es bueno y bendecido. Cualquier desviación de este plan original es obra del enemigo, que busca destruir lo que Dios ha establecido.
La Tentación y la Caída
La narrativa toma un rumbo dramático cuando la serpiente entra en escena. Antes de la creación de Eva, el enemigo no había aparecido en el jardín. Sin embargo, tras la formación de la mujer, la serpiente surge para tentar a la pareja:
Pero la serpiente dijo a la mujer: No moriréis; porque sabe Dios que el día que comáis de él, serán abiertos vuestros ojos, y seréis como Dios, conociendo el bien y el mal. (Génesis 3:4-5)
Eva, persuadida por la serpiente, usó su libre albedrío y comió del fruto prohibido. Luego, lo ofreció a Adán, quien también comió, a pesar de conocer la prohibición divina.
¿Por Qué Eva Comió el Fruto?
La serpiente engañó a Eva, prometiéndole que comer el fruto la haría como Dios, conociendo el bien y el mal. Seducida por la belleza del fruto y la propuesta de la serpiente, Eva cedió a la tentación, ejerciendo su libertad de elección.
¿Por Qué Adán Comió el Fruto?
¿Por qué Adán, sabiendo la orden de Dios, decidió comer el fruto? La respuesta está en el propósito divino y el valor de la familia. Si solo Eva hubiera comido, ella habría sido expulsada del jardín, mientras que Adán permanecería, resultando en la separación de la primera familia, algo que Dios no aprueba. Unido a Eva como una sola carne, Adán eligió compartir su destino, comiendo el fruto para preservar la unidad de la familia.
Y el Señor Dios lo echó del huerto del Edén, para que labrase la tierra de que fue tomado. (Génesis 3:23)
La desobediencia de Adán y Eva trajo el pecado al mundo, y ambos fueron expulsados del jardín. Sin embargo, el enemigo, aunque indujo al pecado, no pudo destruir la familia que Dios creó.
Las Consecuencias del Pecado
Tras pecar, Adán y Eva percibieron su desnudez y se escondieron. Dios, en Su misericordia, proveyó vestimentas:
Y el Señor Dios hizo túnicas de pieles para Adán y su mujer, y los vistió. (Génesis 3:21)
Este acto, que involucró el derramamiento de sangre animal, simbolizó la cobertura del pecado y señaló el futuro sacrificio de Jesucristo. La sangre derramada en el jardín prefiguraba la redención que se consumaría en la cruz.
Jesucristo: El Último Adán
La historia de Adán y Eva no termina en derrota. La Biblia presenta a Jesucristo como el “último Adán”, que vino a restaurar lo que el primer Adán perdió:
¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo! (Juan 1:29)
Así está escrito: Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente; el postrer Adán, espíritu vivificante. Mas lo espiritual no es lo primero, sino lo animal; luego lo espiritual. El primer hombre es de la tierra, terrenal; el segundo hombre, que es el Señor, es del cielo. Cual el terrenal, tales también los terrenales; y cual el celestial, tales también los celestiales. Y como hemos traído la imagen del terrenal, traeremos también la imagen del celestial. He aquí, os digo un misterio: No todos dormiremos; pero todos seremos transformados, en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la final trompeta; porque se tocará la trompeta, y los muertos serán resucitados incorruptibles, y nosotros seremos transformados. Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad. Y cuando esto corruptible se haya vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. ¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? El aguijón de la muerte es el pecado, y el poder del pecado es la ley. Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por nuestro Señor Jesucristo. (1 Corintios 15:45-57)
El primer Adán tuvo comunión perfecta con Dios, pero falló en su misión. Jesús, el último Adán, venció el pecado, la muerte y las aflicciones de este mundo, mostrando que es posible restaurar la comunión con Dios. Él declaró:
Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. (Juan 14:6)
A través de la sangre de Jesús derramada en la cruz, fuimos redimidos de nuestros pecados, recibiendo la promesa de la vida eterna.
Conclusión: La Victoria de la Familia y la Redención
La historia de Adán y Eva en el Jardín del Edén nos enseña sobre la perfección de la familia creada por Dios, las consecuencias de la desobediencia y la esperanza de la redención. Aunque el pecado entró en el mundo, el enemigo no pudo destruir la familia. El sacrificio de Jesús, el último Adán, trajo la victoria sobre la muerte y abrió el camino a la salvación. Que vivamos en obediencia a Dios, valorando la familia y confiando en el plan redentor de Cristo.