Muchas personas se preguntan: ¿cuántos Lázaros se mencionan en la Biblia? ¿Son dos personas distintas o la misma persona? Una pregunta común es: ¿Son Lázaro, el amigo de Jesús, y Lázaro, el mendigo, el mismo individuo?
La respuesta es clara: no se trata de la misma persona. La Biblia presenta claramente a dos Lázaros distintos —Lázaro, el amigo de Jesús, y Lázaro, el mendigo— cada uno con su propia historia, contexto y propósito.
¿Quién Era Lázaro, el Mendigo?
La parábola narrada en Lucas 16:19-31 describe a Lázaro, el mendigo, y a un hombre rico, destacando sus vidas y destinos después de la muerte.
Había cierto hombre rico, que se vestía de púrpura y de lino fino, y vivía cada día con esplendidez y lujo. Pero también había un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a su puerta, lleno de llagas, y deseaba saciarse con las migajas que caían de la mesa del rico; y hasta los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo, y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham; y murió también el rico, y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno. Entonces, clamando, dijo: Padre Abraham, ten misericordia de mí, y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua, y refresque mi lengua; porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo: Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro sólo males; pero ahora él es consolado aquí, y tú atormentado. Y además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieran pasar de aquí a vosotros no pueden, ni de allá pasar acá. Y él dijo: Te ruego, pues, padre, que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que les testifique, a fin de que no vengan también a este lugar de tormento. Abraham le dijo: A Moisés y a los profetas tienen; óiganlos. Y él dijo: No, padre Abraham; pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos, se arrepentirán. Mas Abraham le dijo: Si no oyen a Moisés y a los profetas, tampoco se persuadirán aunque alguno se levantare de los muertos. (Lucas 16:19-31)
El hombre rico vivía una vida egoísta, indiferente a las necesidades de Lázaro, quien, a pesar de su pobreza y sufrimiento, tenía un corazón recto ante Dios. Tras la muerte, Lázaro fue llevado por los ángeles al seno de Abraham, un lugar de consuelo, mientras que el rico fue al Hades, donde sufrió tormentos eternos.
Hijo, acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida, y Lázaro sólo males; pero ahora él es consolado aquí, y tú atormentado. Y además de todo esto, una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros, de manera que los que quisieran pasar de aquí a vosotros no pueden, ni de allá pasar acá. (Lucas 16:25-26)
La Biblia enseña que los destinos del rico y de Lázaro eran irreversibles. Después de la muerte, no había posibilidad de cambiar sus lugares. La parábola también nos desafía a mirar con compasión a quienes nos rodean, cumpliendo el mandamiento de Jesús.
Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. (Mateo 22:39)
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me recogisteis; estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a mí. (Mateo 25:35-36)
El rico, con su vida de abundancia, dejó que el egoísmo dominara su corazón, alejándose de Dios. Lázaro, aunque pobre, mantuvo su fe, y Dios lo recompensó con la gloria eterna.
¿Quién Era Lázaro, el Amigo de Jesús?
Lázaro de Betania, hermano de Marta y María, es presentado como un amigo íntimo de Jesús, en una historia que revela el poder de Dios sobre la muerte.
Estaba entonces enfermo uno llamado Lázaro, de Betania, la aldea de María y de Marta su hermana. (Y María era la que había ungido al Señor con perfume, y le había enjugado los pies con sus cabellos, cuyo hermano Lázaro estaba enfermo.) Enviaron, pues, las hermanas a decir a Jesús: Señor, he aquí el que amas está enfermo. Al oírlo, Jesús dijo: Esta enfermedad no es para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea glorificado por ella. Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro. Cuando, pues, oyó que estaba enfermo, se quedó dos días más en el lugar donde estaba. Luego, después de esto, dijo a sus discípulos: Vamos a Judea otra vez. Los discípulos le dijeron: Rabí, hace poco los judíos procuraban apedrearte, ¿y otra vez vas allá? Respondió Jesús: ¿No tiene el día doce horas? El que anda de día, no tropieza, porque ve la luz de este mundo; pero el que anda de noche, tropieza, porque no hay luz en él. Dijo esto, y luego les dijo: Nuestro amigo Lázaro duerme; pero voy para despertarle. (Juan 11:1-11)
Lázaro, Marta y María formaban una familia profundamente dedicada a Cristo, viviendo en íntima comunión con Él. La Biblia destaca el amor de Jesús por ellos.
Aconteció que yendo de camino, entró en una aldea; y una mujer llamada Marta le recibió en su casa. Esta tenía una hermana que se llamaba María, la cual, sentándose a los pies de Jesús, oía su palabra. Pero Marta se preocupaba con muchos quehaceres, y acercándose, dijo: Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada. (Lucas 10:38-42)
Marta estaba ocupada con las tareas domésticas, mientras que María eligió sentarse a los pies de Jesús, escuchando Sus enseñanzas. Jesús afirmó que María había elegido la mejor parte, que no le sería quitada. Lázaro, por su parte, enfrentó enfermedad y muerte, pero este proceso tenía un propósito: glorificar a Dios.
Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto? (Juan 11:26)
La resurrección de Lázaro demuestra que, para aquellos que creen en Jesús, la muerte no es el fin. Su historia refleja que los cristianos pueden enfrentar aflicciones, enfermedades e incluso la muerte, pero aquellos que confían en Cristo tienen la promesa de la vida eterna.
Diferencias Entre los Dos Lázaros
Lázaro, el mendigo, y Lázaro, el amigo de Jesús, son personajes distintos con propósitos y contextos diferentes:
- Lázaro, el Mendigo: Viviendo en pobreza con un corazón recto, fue llevado al seno de Abraham después de la muerte, un destino eterno e irreversible, como se describe en la parábola de Lucas 16.
- Lázaro, el Amigo de Jesús: Hermano de Marta y María, su muerte y resurrección en Juan 11 tuvieron el propósito de glorificar a Dios. Su experiencia fue temporal y reversible, ya que Jesús lo resucitó.
La irreversibilidad del destino de Lázaro, el mendigo, contrasta con la resurrección de Lázaro, el amigo de Jesús. Si fueran la misma persona, habría una contradicción en la enseñanza bíblica, ya que la parábola enfatiza la imposibilidad de cambiar el destino después de la muerte.
Lecciones para Hoy
Las historias de los dos Lázaros nos enseñan lecciones valiosas:
- Debemos amar y ayudar al prójimo, rechazando el egoísmo, como enseña la parábola del mendigo.
- Incluso en medio de aflicciones, como Lázaro de Betania, Dios tiene un propósito para glorificar Su nombre.
- Jesús comparte nuestros dolores, como mostró al llorar por la muerte de Lázaro, ofreciendo consuelo a los que sufren.
La demora de Jesús en ir a Lázaro de Betania no indicaba falta de amor, sino que formaba parte de un plan para fortalecer la fe de la familia y de los discípulos, revelando el poder de Dios.
Conclusión: Dos Lázaros, Dos Historias
La Biblia presenta a dos Lázaros: el mendigo, que encontró consuelo eterno a pesar de la pobreza, y el amigo de Jesús, cuya resurrección glorificó a Dios. Aunque distintas, sus historias señalan la importancia de la fe, la compasión y la confianza en los propósitos de Dios.
Comparte este mensaje si ha sido una bendición para tu vida. ¡Síguenos en Twitter y Facebook para más reflexiones inspiradoras!