Contexto Histórico y Espiritual
La orden de Faraón de matar a todos los primogénitos hebreos, narrada en Éxodo 1, es un evento crucial en la historia del pueblo de Israel, que refleja la opresión en Egipto y el plan redentor de Dios. Esta decisión cruel fue motivada por el miedo al crecimiento poblacional de los hebreos, que amenazaba el control egipcio, y por la resistencia de Faraón a reconocer la soberanía divina.
Y habló el rey de Egipto a las parteras de las hebreas, una de las cuales se llamaba Sifra, y la otra Puá, y les dijo: Cuando asistáis a las hebreas en sus partos, y veáis el sexo, si es hijo, matadlo; y si es hija, dejadla vivir. (Éxodo 1:15-16, RVR1960)
El Miedo de Faraón y la Opresión de los Hebreos
Al comienzo de Éxodo, los hebreos, descendientes de Jacob, se multiplicaron grandemente en Egipto tras la muerte de José. Esta prosperidad despertó temor en Faraón, quien veía a los israelitas como una amenaza potencial para la seguridad nacional, temiendo que se unieran a los enemigos en caso de guerra.
Y dijo a su pueblo: He aquí, el pueblo de los hijos de Israel es mayor y más fuerte que nosotros. Vamos, seamos sabios con respecto a ellos, no sea que se multipliquen, y en caso de guerra, se unan también a nuestros enemigos, y peleen contra nosotros, y se vayan de la tierra. (Éxodo 1:9-10, RVR1960)
Para frenar el crecimiento de los hebreos, Faraón impuso trabajos forzados, pero el pueblo continuó prosperando. Frustrado, ordenó a las parteras hebreas, Sifra y Puá, que mataran a los recién nacidos varones. Sin embargo, las parteras, temiendo a Dios, desobedecieron, permitiendo que los niños vivieran.
Mas las parteras temieron a Dios, y no hicieron como les mandó el rey de Egipto, sino que dejaron con vida a los niños. (Éxodo 1:17, RVR1960)
Ante la desobediencia de las parteras, Faraón intensificó su orden, mandando a todo su pueblo que arrojara al río Nilo a todos los recién nacidos hebreos varones, un intento brutal de exterminar a la próxima generación de israelitas.
Entonces Faraón mandó a todo su pueblo, diciendo: Echad al río a todo hijo que naciere, y a toda hija preservad con vida. (Éxodo 1:22, RVR1960)
La Resistencia y el Plan de Dios
La orden de Faraón fue un acto desesperado por mantener el poder, pero también un desafío directo al propósito de Dios para Israel. La desobediencia de las parteras y la preservación de Moisés, quien fue escondido por su madre y adoptado por la hija de Faraón, muestran cómo Dios frustró los planes del opresor. Moisés, uno de los bebés que debería haber muerto, se convirtió en el libertador de Israel, guiado por la providencia divina.
Y no pudiendo ocultarlo más, tomó una arquilla de juncos y la calafateó con asfalto y brea, y puso en ella al niño, y la colocó entre los juncos a la orilla del río. (Éxodo 2:3, RVR1960)
Lecciones Espirituales
La decisión de Faraón de matar a los primogénitos refleja la lucha entre el poder humano y la voluntad de Dios. Su miedo y crueldad no pudieron detener el plan de Dios para liberar a Su pueblo. La valentía de las parteras, que eligieron obedecer a Dios antes que al rey, nos enseña la importancia de la fe y la resistencia frente a la injusticia. La preservación de Moisés es un testimonio del cuidado de Dios, transformando situaciones de desesperación en oportunidades para Su gloria. Que esta historia nos inspire a confiar en la soberanía de Dios, incluso en medio de la opresión, sabiendo que Él siempre cumple Sus promesas.