El Ruego Urgente de David
El Salmo 70, conocido como el salmo de lamentación de David, refleja el clamor intenso del salmista por la intervención divina en un momento de gran aflicción. Atribuido a David, este salmo expresa su confianza inquebrantable en Dios y la urgencia de su necesidad de socorro ante los ataques de sus enemigos.
Apresúrate, oh Dios, a librarme; apresúrate, oh Jehová, a socorrerme. (Salmos 70:1, RVR1960)
La Necesidad de David en Medio de la Aflicción
Este salmo retrata vívidamente los momentos de angustia que todos enfrentamos en la vida. David, rodeado por enemigos, se encontraba en una situación de vida o muerte, lo que lo llevó a clamar por una liberación urgente. Su súplica refleja no solo su aflicción, sino también su confianza absoluta en Dios.
Sean avergonzados y confundidos los que buscan mi vida; sean vueltos atrás y afrentados los que desean mi mal. (Salmos 70:2, RVR1960)
David entendía que sus enemigos buscaban su caída, pero confiaba en que Dios podía concederle liberación. Las experiencias pasadas de David, marcadas por victorias otorgadas por Dios, fortalecieron su fe para enfrentar las adversidades presentes y futuras. De igual manera, las dificultades que enfrentamos hoy sirven como aprendizaje y fortaleza para los desafíos venideros.
Sean vueltos atrás en pago de su afrenta los que dicen: ¡Ajá, ajá! (Salmos 70:3, RVR1960)
En la época en que se escribió el Salmo 70, se creía que los ejércitos marchaban bajo las órdenes de sus dioses. Una victoria en el campo de batalla se consideraba un triunfo del dios servido por el ejército. Por ello, los enemigos de David no solo querían derrotarlo, sino también deshonrar al Dios a quien él servía.
La Alegría de los que Buscan a Dios
Mientras los impíos encuentran placer en su maldad hacia los demás, aquellos que temen al Señor se deleitan en vivir con justicia y rectitud, reflejando las características del justo. David destaca la alegría de quienes buscan a Dios y aman Su salvación.
Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siempre los que aman tu salvación: ¡Sea engrandecido Dios! (Salmos 70:4, RVR1960)
Esta alegría es una señal de renacimiento espiritual y de frutos espirituales, como enseña Jesús:
Así que, por sus frutos los conoceréis. (Mateo 7:20, RVR1960)
El Reconocimiento de la Dependencia de Dios
Uno de los mayores desafíos de la humanidad es reconocer su propia fragilidad y dependencia de Dios. David, a pesar de ser rey, admite humildemente su necesidad y clama por ayuda.
Pero yo estoy afligido y necesitado; apresúrate a mí, oh Dios; tú eres mi socorro y mi libertador; oh Jehová, no te detengas. (Salmos 70:5, RVR1960)
David reconoce que solo la intervención divina podía cambiar su situación. Declara a Dios como su socorro, sabiendo que nada de lo que pudiera hacer por sí mismo sería suficiente, y como su libertador, confiando en que el poder de Dios superaba a cualquier enemigo o aflicción, como ya lo había demostrado en liberaciones anteriores.
Lecciones del Salmo 70: Confiar en Dios en la Aflicción
El Salmo 70 nos enseña que, en momentos de angustia, debemos buscar ayuda en Dios, presentándole nuestros enemigos y adversidades. No importa la gravedad del problema, Dios es capaz de otorgar la victoria. La confianza de David nos inspira a nunca abandonar la fe, incluso en las situaciones más extremas, y a esperar con paciencia la respuesta divina.