En este mundo en que vivimos, el justo enfrenta diversas dificultades, pero sabe que el Señor Dios lo libra de todas ellas. Dios protege los huesos del justo de manera que ni un hueso siquiera sea quebrado.
Muchas son las aflicciones del justo, pero de todas ellas le librará Jehová. (Salmos 34:19)
¿Por Qué Existen las Aflicciones del Justo?
Puede hasta parecer extraño, pero todas las aflicciones tienen un propósito.
Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados. (Romanos 8:28)
Nada sucede en nuestras vidas por casualidad; todo está bajo el grandioso control de Dios, y nada escapa de sus propósitos.
Todo lo que acontece en la vida del ser humano está en el propósito de Dios. Cuando hablamos de sufrimiento, no estamos hablando solo de algo espiritual, sino también de algo que ocurre en el mundo físico, cosas que afectan nuestra vida.
¿Alguna vez has pensado que la pérdida de un empleo es un sufrimiento? Porque en el tiempo en que vivimos, ciertamente ese trabajador pasará por privaciones y dificultades.
Pero lo que queremos destacar es que todo sufrimiento tiene un propósito. Y para que Dios pueda bendecirnos, muchas veces es necesario que el justo sufra algunas pérdidas.
Volviendo al ejemplo de este trabajador que perdió su empleo, la puerta que Dios abrirá para él tiene infinitamente más que aquella que perdió. Muchas veces, para vivir cosas nuevas, es necesario dejar que algunas cosas viejas se vayan.
Ejemplos Bíblicos de Aflicciones y Libramiento
Job es un ejemplo de justo que experimentó el sufrimiento. Job perdió toda su riqueza, sus hijos y su salud, pero Job no abandonó a Dios en ningún momento.
Job comprendía que Dios había dado riqueza, hijos, familia y que Dios había quitado. Y por su lealtad y fidelidad a Dios, al final vemos que el Señor restituyó todo en la vida de Job.
La mayor dificultad que el ser humano enfrenta en medio del sufrimiento es permanecer en Dios. Permanecer en Dios en momentos de abundancia y felicidad es fácil, pero permanecer con Dios en momentos de sufrimiento es solo para aquellos que realmente aman a Dios con todo su corazón y confían en Él enteramente.
En la Biblia, tenemos diversos ejemplos de sufrimiento del justo. Moisés fue criado en el palacio, pero sufrió en el desierto, pues estaba participando en el proceso de liberación del pueblo de Dios.
José, por amar a Dios y sus preceptos, también experimentó las aflicciones del justo, pues eligió no acostarse con la mujer de Potifar y terminó injustamente encarcelado.
Comprende que, para que José se convirtiera en gobernador de Egipto, existió un camino y este camino involucraba experimentar las aflicciones del justo. José fue vendido por sus propios hermanos como esclavo, luego fue arrojado a la cárcel por un crimen que no había cometido, y después de algún tiempo de aflicción, José finalmente alcanzó su bendición, convirtiéndose en gobernador de todo Egipto.
Daniel oraba tres veces al día y también experimentó las aflicciones del justo, pero el Señor lo libró de la fosa de los leones.
Y Daniel, al enterarse de que el edicto había sido firmado, entró en su casa, y abiertas las ventanas de su cámara quedaban hacia Jerusalén, y tres veces al día se arrodillaba, y oraba y daba gracias delante de su Dios, como lo solía hacer antes. (Daniel 6:10)
Nuestro padre en la fe, Abraham, también experimentó las aflicciones del justo. Cuando Abraham tuvo que ir al monte del sacrificio, al caminar hacia el lugar donde Isaac sería sacrificado, Abraham vivió este momento de angustia y aflicción.
Las aflicciones son momentos que vivimos, pero tienen un final. Debemos comprender que todo momento de aflicción es para llevarnos a la realización de un propósito.
Debemos permanecer firmes en Dios y pedir que Él nos libre de estos momentos de aflicciones. Dios tiene sus oídos atentos a nuestro clamor, pues el Señor dice así:
Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. (Jeremías 33:3)